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Se fue a comprar cigarrillos y nunca regreso. Lo encontraron 30 años después en Argentina.

27 septiembre, 2023

En un pequeño rincón de Comodoro Rivadavia, Argentina, una historia que parecía perdida en el tiempo finalmente encontró su epílogo. Un hombre chileno, Adolfo Enrique Sandoval Farías, se había desvanecido de manera misteriosa hace tres décadas, dejando a su esposa argentina en una preocupante incertidumbre. Sin embargo, después de tanto tiempo, su paradero fue descubierto, y su historia es un relato de misterio y redescubrimiento que ha conmovido a todos los que la conocen.

En 1992, Adolfo Sandoval Farías pronunció unas palabras que, en ese momento, parecían inofensivas: «Voy hasta el kiosco de la esquina a comprar cigarros y regreso». Sin embargo, esas fueron las últimas palabras que su esposa argentina, Nelci Isabel, escuchó antes de que él se evaporara de sus vidas. El destino de Adolfo se volvió un enigma, y su ausencia dejó a su familia en una angustiosa incertidumbre.

Después de su desaparición, Nelci Isabel presentó una denuncia por presunta desgracia, dando inicio a una búsqueda que se extendería por tres décadas. Durante este tiempo, las autoridades argentinas trabajaron incansablemente para descubrir el paradero de Adolfo y encontrar respuestas a esta desgarradora historia.

La búsqueda finalmente rindió frutos gracias a la dedicación de Daniela Millatruz, jefa de la División de Búsqueda de Personas de la Policía de Comodoro Rivadavia. Millatruz y su equipo lograron localizar a Adolfo Sandoval Farías en la localidad de General Conesa, Río Negro. El hombre que había desaparecido hace tanto tiempo estaba, sorprendentemente, en perfectas condiciones.

Sin embargo, la resolución de este misterio planteó más preguntas. ¿Cómo pudo alguien desaparecer durante tanto tiempo sin dejar rastro? ¿Qué motivó a Adolfo a abandonar su hogar y vivir en el anonimato durante tres décadas? Según Millatruz, la historia detrás de la desaparición de Adolfo Sandoval Farías es una historia de problemas matrimoniales. «Empezamos a trabajar y a buscar información en el barrio Máximo Abásolo, información en la Comisaría Cuarta, que era la última comisaría de aquellos años en la cual se había radicado la denuncia», explicó Millatruz. La búsqueda se centró en rastrear pistas en el pasado, un pasado marcado por una relación tumultuosa.

La policía solo tenía el nombre de Adolfo como punto de partida. «Solamente teníamos el nombre que era lo que coincidía, pero nada más», dijo Millatruz. A pesar de esta limitada información, se dirigieron a General Conesa, esperando encontrar al hombre que había desaparecido en 1992.

El momento del encuentro fue impactante. Millatruz y su equipo se presentaron ante Adolfo y le mencionaron una nota en los medios relacionada con su desaparición. Adolfo confirmó su identidad«Cuando llegamos nos presentamos y hablando con él, comentándole una nota de los medios, refiere que sí, que era él la persona buscada, el técnico electrónico que había desaparecido de aquellos años».

Sin embargo, esta historia tiene un giro triste. Nelci Isabel, la esposa de Adolfo, había fallecido hace algunos años. Esto agregó una nueva capa de tristeza a la historia, ya que ahora las autoridades están trabajando para localizar a los hijos de Nelci y brindarles el cierre que tanto necesitan.

La tardanza en encontrar a Adolfo se atribuye a las limitaciones tecnológicas de la época. Millatruz explicó: «En aquellos años no habría algunos sistemas que hoy actualmente estamos teniendo para poder buscar a algunas personas. Creo que eso nos ayudó muchísimo en la actualidad para dar con este ciudadano». La tecnología moderna y la perseverancia de las autoridades finalmente pusieron fin a este misterio que había desconcertado a una comunidad durante tanto tiempo.