La mayoría de las personas solo las tiran a la basura o creen que su única utilidad es para aquellos que cosechan alimentos pero, en realidad, este ingrediente puede ser provechoso para darle sabor a tu comida y proveerte de múltiples bondades como:
Salud digestiva: Ayudan a impedir que el organismo absorba grasas y azúcares innecesarios y dañinos para la salud. También, gracias a enzimas como el alcaloide ntihelmíntico, estas semillas eliminan los huevecillos de parásitos.
Cuidar de tu hígado: Además de depurar este órgano, estas semillas son usadas como alternativas para tratar la cirrosis hepática.
Proteger tu riñón: Son usadas como tratamiento preventivo y curativo para la insuficiencia renal.
Para obtener todos estos beneficios, lo sugerido es consumir constantemente, por lo menos una vez al día, 5 semillas molidas de papaya, mezcladas con una cucharada de limón, o bien difrutarlas como un delicioso sazonador que puede obtenerse al lavar y secar estas semillas al sol, para después triturarlas.
Las semillas de la papaya contienen muchos micronutrientes, muy buenos para nuestro organismo. Son como pequeñas pastillitas de salud. Estos son los beneficios más importantes:
Polifenoles y flavonoides: dos antioxidantes muy beneficiosos para la salud. Su principal aporte es que atacan a los radicales libres, que son los causantes de la oxidación de nuestro organismo, y por lo tanto, de varias enfermedades crónicas.
Grasas Monoinsaturadas: se ha encontrado que, para las personas con diabetes tipo 2, una dieta alta en grasas monoinsaturadas ayuda a reducir los triglicéridos y el colesterol malo.
Fibra: Debido a que son ricas en fibra, las pepas de la papaya también son buenas para reducir la presión arterial, pero en general, para todo el sistema circulatorio y coronario, así como para controlar los niveles de azúcar.
¿Y cómo comer las pepas de la papaya?
Puedes licuar algunas junto con tu jugo —aunque de esta forma dejarás de aprovechar un poco de su fibra—. Por eso, es mejor tomarlas enteras. Una cucharada de pepitas de papaya en el desayuno. Verás qué rápido te acostumbras a comerlas así.
Y recuerda: ningún alimento es la panacea. Por eso, es importante tener una dieta variedad, con muchas frutas y verduras; evitar los productos procesados, y aquellos que llevan octógonos en sus empaques.